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Necesito un seguro de viaje
Necesito un seguro de viaje

Viajar en bicicleta por el mundo es una aventura emocionante y enriquecedora, te permite sumergirte en diferentes culturas, explorar paisajes impresionantes y experimentar una sensación de libertad única. A la hora de planificar una aventura sobre la bicicleta pensamos en las rutas, los destinos, las personas y ahí a último momento nos preguntamos, ¿será necesario contratar un seguro de viaje? Hoy analizaremos un poco las posibilidades para que puedas decidir si asegurar tu próxima aventura.

Cicloturista reparando bicicleta en ruta

¿A dónde vas a viajar? 

A la hora de plantearnos si es necesario o no contratar un seguro de viaje debemos considerar cuál será nuestro destino, ¿a dónde vamos? Muchos países tienen asistencia médica al viajero gratuita, pero en otros será obligatorio contratar un seguro. 

En algunos países, la asistencia médica a los extranjeros es gratuita en el sistema de salud pública. Pero para casos delicados habrá que asegurarse de que los centros tengan los medios para poder atenderte, y muchas veces los tiempos de espera para la atención son largos.

¿EL CICLOTURISMO ES LO MÍO? Guía para tu primer aventura en bici

Por otro lado, si eres europeo viajando en Europa, contarás con la tarjeta sanitaria europea, lo que te garantiza atención médica en todos los países de la Unión Europea y países en zona Schengen. Sin embargo, si no eres europeo para entrar a los países dentro de la zona Schengen, es obligatorio contar con un seguro médico de viaje.

De todos modos, siempre es recomendable investigar cuáles serán tus derechos y obligaciones en cuestión de cobertura médica, ya que hay muchos acuerdos entre países en concreto que hacen que las posibilidades sean diferentes dependiendo de donde vengas y hacia donde vayas. 

Seguro médico vs. Seguro de viaje

Si bien hay muchos países para los cuales en teoría no sería obligatorio ni estrictamente necesario contar con un seguro médico, vale diferenciar esto de un seguro de viaje. El seguro de viaje, a diferencia del médico, cubre un paquete de imprevistos y problemas que se pueden tener durante un viaje. Algunos de ellos pueden ser:

  • Prolongación de estancia por enfermedad
  • Repatriación 
  • Regreso anticipado
  • Demora por overbooking en vuelos
  • Pérdida de conexiones aéreas
  • Indemnización por pérdida de equipaje
  • Responsabilidad civil
  • Gastos de cancelación de viaje
¿CÓMO ESCOGER A DONDE HACER MI PRIMER VIAJE EN BICICLETA?
Cicloviajeros saltando en la nieve en Croacia

Con seguro vs. sin seguro

Las diferencias principales de viajar con o sin seguro en los países donde es posible hacerlo son la tranquilidad, la comodidad, y finalmente la economía. Viajar con seguro médico te dará la tranquilidad mental de saber que llegada la eventualidad de sentirte mal, tener un dolor de muela, o un accidente, el seguro te asesorará de los centros a los cuales acudir y como gestionar la situación. Sin dudas esto será mucho más sencillo que ir tú solo buscando donde poder atenderte. A todo esto se le suma el factor económico, ya que en muchos países te atenderán, pero dejando una factura que, según la intervención, puede dejarte en la quiebra. 

¿Qué suele incluir un seguro de viaje?

Desde la parte médica a los incidentes relacionados con transporte, espera y equipaje, el seguro de viaje te da tranquilidad mental y protección económica. Contratando un seguro de viaje normalmente te aseguras que:

  • pagará todos tus gastos médicos llegado el caso de que lo necesites
  • te enviará medicamentos
  • cubrirá gastos y ayudará en la logística en caso de repatriación
  • cubrirá gastos en caso de necesidad de extensión de estancia
  • te garantizará una niñera en caso de hospitalización
  • cubrirá gastos de demora en vuelos
  • te proveerá de un vehiculo de sustitución por accidente o avería
  • te indemnizará por pérdida de equipaje o robo
  • cubrirá gastos de reposición por pérdida o robo de documentos de identidad
  • cubrirá gastos de defensa y fianzas en procesos de responsabilidad civil

Busca tu tipo de seguro ideal según el plan que tengas para tu próxima aventura en la web de Chapka.

En conclusión, saber que contarás con apoyo y ayuda en caso de cualquier emergencia en un país ajeno donde quizás ni el idioma hables, es una tranquilidad mental. Hoy en día son varias las opciones y los costos cada vez más accesibles.

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¿Necesito un Seguro de Viaje? Leer más »

Acampada libre Cuicocha, Ecuador

Acampada Libre: ¿Qué debo saber antes de mi primer aventura?

La acampada libre es una de las cosas más bonitas de viajar en bicicleta. El poder pedalear hasta que llegue la hora de buscar un lugarcito alejado y tranquilo donde armar la carpa me ha dado la sensación de libertad más grande que he experimentado. Por eso hoy me doy una vuelta por acá para acercarles algunos aspectos que solemos tener en cuenta al hacer acampada libre.

1. Elige el lugar

Acampada libre Cuicocha, Ecuador

Busca un sitio adecuado, resguardado y lejos de la calle. Durante el día ya puedes ir calculando cuantos kilómetros podrás hacer y por donde podrías parar. Usa aplicaciones como IOverlander o la vista satelital de Google Maps para buscar posibles puntos de antemano. Zonas boscosas, ríos, lagos, o lugares de pícnic pueden ser buenas opciones. Mantenernos alejados de las ciudades también puede marcar la diferencia en nuestra noche. 

Planea, pero acuérdate que los planes cambian y lo que nos dicen las apps puede fallar, estate pronto para cambiar de opinión y buscar otro sitio.

2. Presta atención al frío

Winter wild camping

El frío no es algo que tomar a la ligera, las noches se pueden poner muy frías en muchas partes del mundo. Buscar reparo del rocío y helada bajo techo o árboles, y que el suelo esté seco pueden marcar la diferencia en tu acampada invernal. Ni que hablar de que si piensas viajar en invierno o en zonas de montaña, un buen equipo de aislante y sobre de dormir serán indispensables.

3. Usa una carpa discreta

Acampada libre en Capadocia, Turquía

Si planeas hacer acampada libre, el color de la carpa puede ser algo a lo que le quieras prestar atención. Cuando acampamos buscamos camuflarnos lo más posible con la naturaleza, por lo que una carpa amarilla o naranja tal vez no sean las mejores opciones. Colores como el verde o marrón son más prácticos en estas situaciones.

4. Infórmate sobre la fauna

Acampada libre en montes Cárpatos

Es importante saber qué tipo de fauna hay en los alrededores para saber si debemos tomar alguna precaución extra. De todos modos, siempre es recomendable dejar todos los alimentos fuera de la carpa. Hemos oído más de una historia de visitas inesperadas dentro de la carpa a altas horas de la noche.

5. Protege el ambiente

Acampada libre a los pies del volcán Cotopaxi en Ecuador

Llévate tus residuos y deja el lugar limpio, como si nunca hubieras estado ahí. Si generas residuos orgánicos en la noche, puedes enterrarlos lejos de la carpa para evitar atraer animales e insectos. Todos los residuos inorgánicos se van con vos hasta encontrar donde tirarlos.

Y por último, ¡disfruta! Disfruta del sonido del silencio, del aire fresco y las noches estrelladas. Disfruta de ese sitio que será tu hogar por una noche y nada más.

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Pedaleada en grupo cicloturismo Uruguay

MANADA DE BICIS:
CICLOTURISMO grupal en URUGUAY

Manada de bicis

Manada de Bicis es un grupo de cuarenta cicloturistas uruguayos, que sigue sumando ciclistas en cada una de sus aventuras de cicloturismo en Uruguay. La mayoría de quienes integramos Manada de Bicis comenzamos comprando la bicicleta en el contexto de pandemia, con la idea de despejarnos y evitar aglomeraciones, sobre todo para ir al trabajo. 

Lo que no nos esperábamos era que esa decisión de comprar una bici para salir un rato de casa, nos llevara a descubrir una gran pasión por rodar, y nos hiciera encontrar con personas que comparen este estilo de vida.

El origen del grupo comienza a partir del “Musimovil”, un proyecto colaborativo de reparto de cultura sobre ruedas, que rueda por las calles y barrios de Montevideo. El contacto con este proyecto fue lo que hizo que con el tiempo nos interesáramos en ir más allá de la ciudad. Impulsados por la idea de conocer y descubrir distintos rincones de nuestro país por medio del cicloturismo, fue que se formó la Manada de Bicis.

Las bicicletas que nos acompañan en nuestros viajes son variadas: plegables, híbridas, MTB y de ruta. Al principio nuestros viajes eran planificando rutas casi sin tener experiencia, solo cargando la bici y las ganas de rodar. De a poco, y a medida que se sumaban destinos a la lista, nos fuimos guiando por consejos de ciclistas de carrera, y aportes de algunos de los que forman parte del proyecto. Cada integrante aporta lo que le gusta hacer para que las travesías sean únicas, desde organizar, marcar la mejor ruta, documentar fotográficamente las salidas, apoyar a quienes lo necesitan en algún repecho, cocinar algo rico para compartir, y también con conocimientos en mecánica básica para reparar las bicis.

Pedaleada en grupo cicloturismo Uruguay

Cualquiera que sea la forma en la que decidas hacer cicloturismo, con amigos/as, solo/a o con personas que recién conocés, siempre existe un factor en común: las ganas de pedalear unos km mientras disfrutamos el paisaje de nuestro país.

Travesía Piriápolis- abril 2022

piriapolis

Nuestro viaje más largo hasta el momento fue de Montevideo a Piripápolis en abril del 2022, rodamos 200 km contando el regreso. La travesía duró tres días, y más allá del desafío que supone coordinar entre todos/as, se logró formar un grupo de 23 personas.

Cada uno colocó en su bici una parrilla para poder llevar las carpas, linternas, hornalla eléctrica, abrigo y alimentos. También se implementó la idea de enviar el equipaje por encomienda, ya que para muchos era la primera vez que realizaban un trayecto tan largo y esa fue la forma de animarse a ir. Creemos que las ganas lo son todo, por lo tanto, si lo que te impide salir a recorrer paisajes que quedan a muchos km es el miedo a no llegar por el peso de tu bici, podés empezar de a poco y con la posibilidad de enviar tu equipaje a destino, seguro lo lográs.

abrazo cicloviajero

La experiencia fue increíble, la mayoría de los participantes de esta travesía se siguen sumando a otros destinos, y también motivados/as por este viaje es que participan activamente del proyecto.

El cicloturismo no siempre significa hacer muchos kilómetros, se pueden realizar 20 o 30 km de distancia desde el centro de Montevideo, y encontrar paisajes ideales para ver un atardecer, hacer un picnic y tomar mate. 

Peluches
viajeros

Peluches viajeros

Investigando y viendo a otros cicloturistas, empezamos a implementar el compañero/a de algodón/trapo a nuestras salidas. Cada uno coloca en alguna parte de su bici su peluche viajero, puede ser alguno que tengas de la infancia o adoptado específicamente para acompañarte en la ruta. 

cicloturismo y los peluches viajeros

¡Poder pedalear sin límites, acampar o quedarte donde sea, es una sensación de libertad y plenitud que te invitamos a que experimentes algún día! Si querés saber más sobre nuestras salidas y encuentros, te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales como @manadadebicis.

ENCU 2022 -
Segundo encuentro de cicloviajeros en Uruguay

Antes de irte no queríamos dejar pasar la oportunidad de invitarte a pedalear hacia el próximo Encuentro de Cicloviajeros en Uruguay. Este será el 7, 8 y 9 de octubre en el camping Arequita, Lavalleja, y ¡Manada de bicis ya tiene cronograma para rodar!

Escribinos por más información a través de nuestras redes sociales: @manadadebicis y seguí todas las novedades sobre el evento en el Instagram de Cicloturismo Uruguay. 

¡Sumate a la aventura!

encuentro nacional de cicloviajeros uruguay

Cronograma

  • Jueves 6 – Salida a las 8 am desde Montevideo hasta Solís de Mataojo donde acamparemos (81 km)  
  • Viernes 7 – Pedaleamos hasta el Camping Arequita donde comenzará el ENCU al medio día (50 km)
  • Domingo 9 – Regreso a Solís de Mataojo donde nuevamente acamparemos (50 km)
  • Lunes 10 (feriado) – Regreso a Montevideo (80 km)

Especial agradecimiento al Musmovil, que con su iniciativa y dedicación, despertó esta gran pasión en muchos de nosotros/as.

Ludwika Zurano

Tengo 24 años, soy cicloturista y líder del proyecto Manada de Bicis. Descubrí esta gran pasión después de comprar mi primera bici plegable en el Geant, sin saber todo lo que se venía. Pretendía salir a dar alguna vuelta por la rambla únicamente, y hoy en día la bici es mi medio de transporte y mi dos en la ruta.

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cicloturismo en serbia

Serbia en Bicicleta

Nuestro objetivo para los meses siguientes era recorrer Serbia en bicicleta, así que allí nos dirigimos. Íbamos por la orilla del Danubio del lado Húngaro aún, circulando con viento a favor y pedaleando a buen ritmo por uno de los tantos taludes que nos encontramos en nuestra ruta.

Serbia en bicicleta

Apenas nos habíamos cruzado con otros cicloturistas desde Budapest, y a esta altura del camino ni siquiera nos cruzábamos con peatones o coches, estábamos a punto de cruzar la frontera con Serbia y hasta la conexión móvil era casi inexistente.

En un giro donde teníamos que encarar ya el acceso a la ciudad fronteriza de Herzegszántó nos encontramos con un coche tipo ranchera medio oculto, con dos personas dentro mirando hacia un extenso maizal… nos miraron al pasar con rostro serio, qué raro pensamos… por allí no había nada que observar. Pronto caímos en la cuenta de que podían ser militares vigilando la zona. Unos metros más adelante confirmamos nuestra teoría, al ver más militares apostados en un campamento improvisado, y cruzarnos con varias de estas rancheras que andaban patrullando.

De pronto el ambiente era raro, ese ambiente turbio que rodea muchas fronteras. Comimos por allí en el campo porque se estaba haciendo tarde, con solo la compañía de algunos de estos coches que de vez en cuando paraban cerca, nos observaban, y luego continuaban la marcha. Cruzamos la frontera Serbia con la reflexión de siempre, qué afortunados somos de tener un pasaporte que nos abre fronteras y qué injusto que otros no puedan.

Entrar a Serbia en bicicleta

Entrar en Serbia fue como tomar una bocanada de aire fresco. Los pueblos se sucedían, así como los saludos de los lugareños, que nos daban la bienvenida al país. Mujeres y hombres apostados en bancos, en las puertas de sus casas, en corrillos, con los vecinos, nos miraban… Dober Dan!, decíamos y Dober Dan!, nos respondían con una gran sonrisa. Y así llegamos a la ciudad que sería nuestra primera parada en Serbia y donde pasaríamos un par de noches, Sombor.

cicloturismo serbia

Sombor

Sombor es un pueblo grande, con una animada calle comercial, llena de bares y restaurantes. El resto son casas bajas en entornos algo destartalados: típicas aceras rotas, y escombros amontonados en algunas zonas. Aprovechamos para comprar una tarjeta SIM y así tener conexión a internet.

Nos alojamos en un lugar muy frecuentado por ciclistas. Es un jardín de una casa con todo lo que necesitas al terminar una ruta: ducha, un sitio para montar la tienda, un pequeño espacio para relajarse con sillas, sofás, una pequeña cocina y lo que realmente marca la diferencia, toda la información que puedas necesitar para pedalear por Serbia.

El dueño es cicloturista y se conoce todas las rutas de su país, sitios donde hacer acampada libre, tramos peligrosos, zonas dignas de ver, información muy valiosa, así que, sin saberlo, alojarnos aquí marcó nuestro camino las siguientes semanas.

serbia camping

 Aún seguíamos la ruta del Danubio y los dos primeros días fueron un poco de transición. Si bien pedaleábamos por caminos muy tranquilos, cerca del río, muy relajados, los paisajes no eran demasiado espectaculares y pasábamos por muy pocos sitios poblados. Empezaba a hacer ya calor y teníamos que tener cuidado con el agua, puesto que ni había fuentes y apenas posibilidad de pedirla.

Al final del segundo día llegamos a un lago donde la gente se bañaba, aquí había un pequeño bar donde pedimos permiso para acampar esa noche. El dueño muy amable nos dejó sin problemas y así pasamos la tarde, bañándonos, descansando en la playa y viendo el atardecer mientras cenábamos y montábamos nuestra tienda.

Bačka Palanka

cicloviajeros en serbia

El día siguiente nos esperaban casi 90 km muy duros. El calor de ese día era bastante intenso y tal vez pasamos por la zona más despoblada de todas las que hemos visto hasta ahora. Queríamos llegar a Bačka Palanka, donde sabíamos que había una playa fluvial y donde nos dijeron que podíamos acampar tranquilamente. Pasamos la tarde en la playa bañándonos, había fuentes, mesas, el sitio estaba a rebosar. Empezó a oscurecer ya, y aquello seguía lleno de gente, era lunes, ¿es que no tenían casa?. Un concierto justo al otro lado del río, risas, gente yendo y viniendo a la playa… vaya, el pueblo estaba en fiestas.

Buscar sitio para acampar de noche no es recomendable, tienes menos visibilidad y lo que puede parecerte un buen sitio a priori, puede que no lo sea tanto. En cualquier caso no teníamos más remedio, así que avanzamos unos kilómetros para buscar algo, era una zona industrial con ruidos y malos olores, nada agradable, y luego carretera que no nos apetecía hacer de noche. Así que después de una hora dando vueltas volvimos a la playa de Bačka Palanka. Poco a poco la gente se fue yendo y tras valorar si montábamos la tienda o hacíamos vivac directamente optamos por lo primero, ya que parecía que la fiesta no duraría mucho más.

La noche fue tranquila, pero nos despertamos temprano y ya había gente paseando por la playa. Eran las cinco de la mañana o algo así, pero empezaba ya a amanecer, así que recogimos la tienda, extendimos una lona en la arena y nos quedamos tumbados y dormidos de nuevo. Qué sensación más agradable sentir los rayos del sol calentándote por la mañana después del fresco de la noche, qué bonito recuerdo ese despertar en la playa, con esa arena blanca…

carpa playa serbia

Novi Sad

Tuvimos ruta corta y cómoda hasta Novi Sad, ahora sí, pasando cerca de muchos pueblos y con un muy agradable viento a favor, ¡qué maravilla pedalear así por taludes bien asfaltados, sin coches!, y con mucho menos calor que días pasados.

Novi Sad es una bonita ciudad a unos 90 km de Belgrado. Tiene un centro histórico que nos gustó mucho, lleno de terrazas y gente paseando por sus calles peatonales. Pasamos tres días en la ciudad aprovechando para descansar un poco. Fuimos testigos de tres accidentes de coche estando allí, pequeños golpes de chapa que levantaron nuestras alarmas y que nos hizo ser conscientes de que en Serbia se conduce bastante mal, no fueron los únicos accidentes que vimos durante el mes y medio que estuvimos en el país.

novi sad

Fruška Gora

Los siguientes días los pasamos en un camping en el parque nacional Fruška Gora. Un entorno precioso entre montañas cerca de Sremski Karlovci, uno de los pueblos con más historia de Serbia, gracias en parte a que fue sede de la iglesia ortodoxa durante el reinado de los Habsburgo.

cruz ortodoxa serbia

Estábamos a solo una etapa de Belgrado, pero no teníamos prisa en llegar, un amigo nos iba a visitar para pedalear unos días con nosotros y además íbamos a pasar otros días compartiendo alojamiento en Belgrado con una pareja de cicloturistas uruguayos con los que habíamos entablado amistad y con los que habíamos coincidido ya en diversas ocasiones. Fueron unos días de intenso calor, pero por suerte hubo poco pedaleo.

Belgrado

Belgrado nos gustó mucho, es cierto que estamos viendo las grandes capitales con buen tiempo, donde la gente parece estar más animada y hay un gran ambiente en las calles, pero aun así hay algo que nos atrae de las grandes ciudades y por eso siempre intentamos que nuestra ruta pase por ellas.

Así, después de nuestra estancia en Belgrado, nos dispusimos a seguir de nuevo el Danubio en lo que serían las etapas más impresionantes de las últimas semanas. Éramos tres en la ruta y eso le dio un aire diferente a nuestros días. A pesar de que las rutinas eran más o menos las de siempre, nos parecía que algo cambiaba, era como estar de vacaciones con tu grupo de amigos, ¿acaso no lo estábamos ya?, pero esto era diferente, ¡qué importante son las visitas de amigos y familiares!

Los días se sucedieron siempre al lado del río, atravesamos cañones impresionantes, con un tráfico bastante tranquilo, ¡qué paisajes maravillosos vimos! Compartimos un día de ruta con los uruguayos, cinco viajeros en el camino y fue un día perfecto, de los que hacen afición.

castillo serbia
puertas de hierro danubio serbia

Negotin

Llegaron las despedidas y otra vez volvimos a ser dos y entonces paramos en Negotin, muy cerca ya de la frontera con Bulgaria y Rumanía. Allí está el refugio cicloturista por excelencia. El lugar por donde todos los viajeros pasan y paran, ese lugar donde limpiarte el barro del camino, las heridas y arañazos y dejar que te cuiden. Porque eso es lo que hace Bojan, el propietario, cuidar a todas y cada una de las personas que paran allí. Arregló la bici de Chema que tenía un porta bultos roto sin pedir nada a cambio. Nos ofrecía bebida fría en medio de la peor ola de calor que vivimos en Serbia, incluso nos ofreció usar su propia cama y la de sus hijos por si queríamos descansar durante el día si hacía demasiado calor dentro de la tienda. Allí conocimos a Ximena y Geor una chilena y un austriaco que vivían en Viena y que estaban de vacaciones en Serbia y con los que compartimos multitud de charlas. Qué generosos fueron los dos y qué suerte coincidir con ellos. Ximena nos preparó comida casera, aún recordamos la sopa que nos hizo, qué bien nos sentó. Incluso una noche nos invitaron a una fiesta donde Ximena había preparado comida chilena, ¡qué rico el pastel de choclo que estuvieron cocinando durante todo el día! Por las noches íbamos a la feria que había en Negotin, y donde los serbios disfrutaban de platos típicos como cochinillo y otras carnes, y los niños disfrutaban de las atracciones. Nos encanta el ambiente de las ferias, debe ser que soy de barrio y me recuerdan a mi infancia en Fuenlabrada.

Zajekar

Y con pena, pero con ganas de seguir nuestra ruta, continuamos nuestra marcha. Ese primer día llegamos a Zajekar atravesando pueblos muy pequeñitos de montaña con apenas cuatro casas, pero dónde siempre encontrábamos agua, un alivio porque teníamos constantes subidas y bajadas y ya hacía bastante calor. En Zajekar decidimos parar una semana, hubo otra ola de calor con temperaturas que alcanzaron los 43 grados algunos días y no nos la queríamos jugar. Así que aprovechamos para trabajar, descansar y más bien no hacer casi nada.

serbia

Después de una semana volvimos a las bicicletas. ¡Qué día más infernal!, lo salvaron nuestras ganas y fuerzas y la buena predisposición mental que tuvimos, además de un paisaje ciertamente bonito. Si ese día nos hubiera pillado bajos de ánimos, habría habido lágrimas, las primeras del viaje, seguro. El calor, si bien había bajado algo, seguía siendo fuerte. Sabíamos que teníamos 4 subidas importantes y 70 km por delante. Además, la dureza iba a ir in crescendo, 

justo lo que no nos gusta, porque la peor parte viene cuando estás más cansado. Las dos primeras subidas las hicimos más o menos bien. Desniveles importantes, pero con pequeñas zonas donde se relajaba algo la pendiente. La tercera subida fue ya más dramática, desniveles constantes del 10% y 9 % durante muchos kilómetros, nos obligaron a los dos a bajarnos de la bici y empujar, solo para cambiar un poco los músculos que hacían fuerza. Solo podíamos parar en la sombra porque el calor era acuciante y era impensable hacerlo al sol. Quien haya empujado una bicicleta de al menos 60 kg en pendientes pronunciadas sabrá que no es fácil y que aquel supuesto alivio que debería darte bajar de la bici no llega. Así que así, con más pena que gloria, llegamos a esa tercera cima.

Lo que nos esperaba en la cuarta y última subida del día era peor, era el infierno en la tierra, se acababa el asfalto para dar paso a un camino lleno de piedras sueltas y totalmente roto, casi desde el principio tuvimos que empujar la bici porque no podíamos rodar con ella en ese terreno. Avanzábamos unos metros y nos parábamos en la sombra, nos sentábamos, y continuábamos a los pocos minutos. El calor era ya intenso, la pendiente pronunciada, el terreno empeoraba, el camino se estrechaba, los matorrales nos arañaban las piernas. Lo que pasa es que en esos momentos, hay días que te creces, y sacas las fuerzas de no se sabe dónde, y te empeñas en que eso lo haces y 

camino de piedra serbia

notas el sudor goteando y ese día, no sé muy bien, no te preguntas que haces ahí, ese día tu mente se centra en la tarea y funciona al compás de tu cuerpo, y así todo en armonía, te subes la cuarta montaña a las 4 de la tarde. Y cuando llegas a la cima, ya no te importa la gloria, porque lo único que importa es que ya te has hecho la montaña, y no tienes que volver a subirla más en la vida si no quieres.

Qué alegría llegar al primer pueblo a dos kilómetros de la cima y descubrir que las dos únicas fuentes no tenían agua. Pero daba igual, el dicho es muy cierto, el agua no se le niega a nadie, así que nos dieron el agua más fresquita que tenía la mujer a la que se la pedimos e iniciamos un merecido descenso de casi 15 km.

Pirot

Llegamos dos días después a Pirot, último pueblo Serbio antes de cruzar la frontera con Bulgaria. Fueron dos días de paisajes increíblemente bonitos, donde incluso acampamos al borde de una cascada en una noche superbonita, con la única compañía del ruido del agua, las luciérnagas y bueno, un grupo de señoras y señores búlgaros que a última hora de la tarde nos pidieron ayuda para sacar su coche, que estaba sobre un terraplén con medio morro en el río. No sabemos muy bien cómo llegó allí, pero igual que el agua no se le niega a nadie, ayudar a empujar un coche tampoco, y así, junto a una pareja de cicloturistas holandeses y gente random que estaba allí, conseguimos sacar el coche y ahora sí, pasar una tranquilísima y fresquita noche al pie de las montañas.

cascada en serbia

En Pirot fuimos conscientes de que cruzar la frontera no sería fácil. Pasos solo a través de una autopista en obras, carreteras muy concurridas sin arcén, no pintaba nada bien. Consultamos a otros cicloturistas que habían pasado antes por allí y los vídeos que nos mandaron daban miedo, así que decidimos que intentaríamos cruzar la frontera en otro medio de transporte. Eran apenas 30 kilómetros, pero no queríamos arriesgarnos si podíamos evitarlo. No fue fácil, el tren que podíamos coger, y que ya habían cogido otros viajeros antes, estaba en obras también y no circulaba, así que solo nos quedaba intentarlo con un autobús. Al tener que cruzar una frontera las opciones están limitadas, y a eso hay que sumarle que te dejen llevar dos bicis. El que nadie hablara inglés y nosotros no habláramos serbio lo complicaba todo un poco más. Tuvimos que esperar dos días hasta que pudimos coger un autobús directamente a Sofía, y despedirnos de una Serbia intensa, caótica y alegre, y que nos alegramos mucho de haber conocido,

chema y elena

Somos Elena y Chema llevamos más de veinte años viajando por el mundo pero siempre con tiempo limitado por los trabajos y las obligaciones. En marzo de 2019, tras bastante tiempo de espera, decidimos dejar nuestros trabajos para viajar en bicicleta, sin fecha de vuelta y sin destino concreto. La pandemia nos enseñó que el planteamiento era correcto, no podíamos planificar nada. Ahora ya en ruta desde hace más de un año.

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