Experiencias

Esa pregunta me la ha hecho la mayoría y siempre siento un juicio muy grande (es incómodo por lo demás). 

-“¿Por qué te expones así?” – También me lo han dicho. 

Bueno, gente, la respuesta es muy simple: no me puedo esconder del mundo solo porque allá afuera hay algunos malos. No puedo cederles mis ideas, mis sueños, mi poder. No me pidan que no viaje sola, mejor ayúdenme a que mi camino sea seguro. 

A todas aquellas les digo: somos aventureras, fuertes y nobles, la bicicleta es nuestra mejor aliada: nos fortalece y nos ayuda a avanzar donde queramos y cuando queramos. Espero que algún día podamos vivir en un mundo, donde las mujeres que se aventuran en solitario, no sean vistas por la sociedad como “valientes”, que no haya una realidad violenta y un miedo feminicida detrás solo por poner un pie afuera de nuestra zona de confort. 

Les deseo buenas rutas compas y espero que encuentren mucha gente buena en su camino, porque así como existen personas que quieren hacer daño, también hay personas hermosas que la vida y el destino nos envían para aprender de ellas.

Isabel L. Benavides

Viajo en bicicleta hace 3 años y hoy estoy recorriendo 8 regiones de chile. Soy Chilena y me muevo promoviendo el cicloviaje en las mujeres.

*Foto de portada de Ignacio Garrido

“¿Por qué viajas sola?” Leer más »

El viajar en bicicleta ha abierto caminos en mi mente que nunca en mi vida había imaginado recorrer. Pasar de estar inmerso en una sociedad totalmente rutinaria y aburrida a estar en pueblos y villas totalmente escondidos, llenos de vida, con nombres extraños, alejados de toda la cotidianidad, pero bien cerca de lo más puro que la naturaleza nos puede enseñar, a veces para bien y otras no tanto. ¿Pero acaso no es de esto que se trata la vida?

Nunca podré olvidar la gente que se me ha acercado a hablarme, a preguntarme, a saber qué hago, de dónde vengo y a dónde voy, pero debo admitir que para esto último todavía no tengo una respuesta exacta. Esos “buen viaje” o “boa viagem” acompañados de un saludo al viento con las manos o un par de golpecitos en la espalda, son los primeros acercamientos que uno puede tener con las personas que viven en estos lugares, fuera de las ciudades, pero dentro de la columna vertebral que mantiene erguido a un país con sus costumbres y tradiciones.

Sinceramente no creo que haya sensaciones que se asemejen a las que uno puede sentir estando solo en medio de la nada. Un poco de miedo, pero miedo a la naturaleza, y mucha adrenalina que te invita a hacer locuras y a perderle ese miedo a la inmensidad de las montañas, a lo largo de un sendero o a lo ancho de un río que tenemos que cruzar.

Si hablamos de sensaciones no podemos dejar atrás lo que nuestro oído puede percibir, porque la música para mí en los viajes es lo que hoy por hoy para muchos es el silencio. Todos nos vamos lejos de la ciudad en búsqueda del silencio y muchos lo encontramos, pero a mí realmente, luego de estas aventuras, se me hizo muy difícil volver a encontrar ese silencio que creí haber conocido.

En un principio era en la playa, pero es imposible, es más, es la música que más disfruto, al seguir el ritmo de las olas, de cuando vienen besan la arena y se van como si no quisieran, arrastrándose en ella mientras un poco de esta agua de mar se mete entre las piedritas intentando quedarse allí por más tiempo. 

Luego creí haber encontrado el silencio en las rutas mientras pedaleaba, pero tampoco, escuchaba el ruido de la cadena pasando por los dientes de los discos, sentía en los oídos el viento que me ensordecía, escuchaba a los pájaros cantar y hacer ruidos que en mis tierras no existen. 

Después creí encontrar este silencio en la cima de la montaña, entre las nubes, con nieve y sin viento. Pero nuevamente fue imposible, escuchaba y sentía mi propia respiración, y el movimiento de mi pecho que generaba deslizamientos de pequeñas piedritas que nunca se llegaba a ver dónde iban a terminar. En conclusión, no he encontrado el silencio como tal, pero buscándolo sí encontré la paz interior, aprendí a disfrutar de lo natural, de lo que realmente somos, de lo que es necesario para vivir, de lo que tenemos a la vista sin buscarle la quinta pata al gato, porque eso es así y va a ser así. 

¡Y vaya! A los olores tampoco los podemos dejar muy atrás, porque encontrarte con olores en otros países que te hagan viajar a tu país muchos años atrás, a tu infancia, es una de las cosas más mágicas que nos puede pasar. Sentir un perfume que te traiga recuerdos de aquellos que te ponían para ir a cumpleaños o a un amor perdido, el olor del océano con sus aguas saladas que te recuerda las costas del país de dónde vienes aunque sean distintos océanos, el olor a puerto (que a muchos desagrada) y que te lleva a la pescadería de la feria, esa de ahí de la vuelta de tu casa, que aunque pase un siglo va a seguir estando allí todos los días de feria.

A esto hago referencia con las sensaciones, porque así como lo escribo, así me sucedió y estoy seguro de que de no haber emprendido estos viajes nunca en mi vida hubiera podido recordar tantos momentos que me marcaron en los pocos años que llevo viviendo, pero que siguen estando dentro de mi cabeza escondidos en las sombras del inconsciente, como decía Freud.

Felipe Rodríguez

Tengo 24 años y soy de Montevideo, Uruguay. Uso la bicicleta en la diaria y para mis viajes, podría decir que ya es una parte de mí. Les comparto un capítulo de algunas cosas que he escrito y que de no haber sido por Wanderlust (mi bici) creo nunca hubiera llegado a conocer esa parte de mí.

Sensaciones Leer más »

Sea donde sea que estés, para un momento ¡qué el mundo seguirá girando! Desde tu sinceridad y humildad pregunta:

¿Cuál es la mejor manera para demostrarme respeto? 

¿Cuál es el primer paso para ponerme en marcha? 

¿Qué es lo que más quiero cuidar? 

¿Qué me ha funcionado antes y quiero conservar? 

¿Qué necesito dejar? 

¿Y si todo sale bien? 

Responde una, todas, alguna o ninguna, es tu viaje. 

Han sido preguntas que me hago en momentos de decidir, afinando la intuición. Preguntas poderosas explicaba Ana. 

Por otro lado, en algunos aforismos quisiera plasmar la fuerza del desierto, mi “segundo desierto” diría Nietzsche. 

Obsérvate entre el “Sí” y el “No”… Allí estás, verdaderamente tú. 

Sé paciente… Hay una sola oportunidad. 

Intuye… El miedo es aliado. 

Aprende a dormir sola… Eres todo. 

Muere antes de morir… Eres nada. 

Explora tu ignorancia… Bienvenida la humildad. 

De viajar en bicicleta ya leerás, lo que yo he escrito es lo que ella me está enseñado. Buen camino. 

Ivonne Ache

De este momento histórico de la humanidad, elijo hacer mi vida memorable. Una mexicana migrando sola en bicicleta, mi realidad

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